Blogia

salado

Un sol en Barcelona

Un sol en Barcelona

Éramos muy chicos; al menos lo suficiente para no pensar en que seríamos grandes. Y ya en momentos de explosiones hormonales, ella y yo éramos los únicos que podíamos casi romper las vergüenzas entre géneros y ser amigos, bien. Con bien quiero decir sin caer en la superación patética de Santiago, o en la aparente frigidez de Fernanda.

Lo que lamento es no haber sabido respetar, en la maraña vertiginosa de la escuela nueva, las novedosas relaciones y las proliferantes tetas, ese, mi pequeño mas auténtico patrimonio de amistad, del que ella no se si era más auténtica o más pequeña. Pronto casi me olvidé de Anabella. La extrañé en algunas oportunidades, pero la encontraba parte de un pasado pisado.

Ahora no quiero tenerla lejos. Se fue a golondrinear por donde el oro abunda, pero volverá y será millones. Ya la extraño.

 

Ibarra Punk

Ibarra Punk

No pasaron aún 5 años, y creo que tampoco parece que pasó más tiempo. Fue el 8 de junio de 2003, temprano a la mañana. Aníbal Ibarra encabezaba la reinauguración del Parque Rivadavia que había sufrido su “puesta en valor”, lo que se apreciaba en los nuevos caminitos de cemento, la limpieza del monumento a Bolívar, el césped hermoso para no pisar y, por sobre todo, la colocación de rejas y garitas policiales, que le otorgarían un toque de estilo al histórico espacio verde del barrio de Caballito.

Ahora Macri quiere -literalmente- privatizar las plazas y parques. Es evidente que siempre se puede estar peor.

Todo esto vino porque encontré este antiguo audio durante una revisión rutinaria del archivo. Éste me hizo recordar las fotos, que había olvidado casi por completo.

 

.

.

Puedo escribir los versos más cursis esta tarde

Describir por ejemplo, al amor como un sueño

Como un pájaro amorfo que levita entre risas

Hasta un desprendimiento insólito

De amor universal y enorme.

 

Puedo escribir los versos más tontos esta noche