Una lágrima que hecha raíces de manera manifiesta, conserva su identidad salada, su condición de puta lágrima, su color de motivaciones contradictorias, su producto inconcluso en mi cachete. Una lágrima salada, una anchoa derretida que aprende a emanciparse, que enseña tristeza y quizás es pelusa en el ojo. Una lágrima soltera y viuda, que fermenta al amparo de tal nariz; que desconoce su condición salada, pero transcurre, patética síntesis de nuestra mera existencia.-